lunes, 7 de septiembre de 2015

Marcelo Gomes: Una gambeta a la adversidad



Estuvo a punto de dejar el fútbol por una lesión. Los clubes del país incluso lo habían echado al olvido. Sin embargo, Marcelo Gomes dice que Dios, su fortaleza espiritual y la ayuda de su familia fueron más fuertes y volvió a jugar. Esta temporada está en Universitario.

En junio del año pasado, el mediocampista dejó San José y se marchó a Cochabamba para incorporarse a Wilstermann, adonde llegó como uno de los más importantes refuerzos. Pero no fue el aporte que de él se esperaba debido a que durante la pretemporada sufrió una lesión en la rodilla derecha que se hizo rebelde y tuvo que ser operado. Lo peor fue que estuvo alejado de las canchas y a punto de no regresar a ellas.

Cuando recuerda ese episodio a Gomes se le entrecorta la voz, porque vivió el que califica como el peor momento de su carrera. “Me hicieron varios estudios y tratamientos que no dieron resultado. Finalmente me operaron del menisco; en la intervención detectaron que mi cartílago estaba desgastado y ello había atrofiado el muslo, estuve parado un año”, rememora.

Lloró mucho, sentía impotencia, más porque los médicos le dijeron que su rodilla parecía de una persona de 80 años. En enero intentó regresar al fútbol en filas de Nacional Potosí, el técnico Marcos Ferrufino lo convocó, pero la dirigencia tuvo desconfianza. Por eso tomó la decisión de no jugar en el primer semestre del año.

Se fue a Argentina para buscar otra opinión especializada, visitó a Jorge Batista, médico de Boca Juniors, quien personalmente le hizo una serie de estudios y llegó a la conclusión de que había que trabajar mucho para fortalecer la articulación, pero que era posible volver a jugar. “Esa noticia me devolvió la confianza, renació en mí la esperanza”.

El proceso de rehabilitación se hizo largo: “Para nosotros (los jugadores) son momentos muy difíciles cuando estamos lesionados, pues nadie se acuerda ni se preocupa de uno, los únicos que están al lado son tu familia y por supuesto Dios que te acompaña siempre, como dicen es tu fiel amigo. Fueron momentos difíciles en los cuales incluso tuve que prestarme dinero para sostener a mi familia y seguir el tratamiento y la fase de recuperación”.

La deuda es alta, no le quedó otra opción que acudir a Futbolistas Agremiados de Bolivia (Fabol) para emplazar a Wilstermann a que le pague los 20.000 dólares que le debe, el proceso está en curso y él espera cobrar en algún momento. Mientras tanto, “por lo menos ya estoy de nuevo en las canchas”.

Este año en Universitario ‘es como volver a empezar’

El mal momento ya pasó, Universitario le abrió las puertas y para Marcelo Gomes es “como volver a empezar” luego de estar un año fuera de las canchas. Volvió a jugar y ahora el objetivo es convertirse en un aporte para el grupo en procura de darle alegrías a la hinchada.

“Creo que Universitario tiene buen material humano como para pensar en ser protagonista en el torneo, alcanzar la parte alta en la tabla de posiciones y clasificar al club a un torneo internacional. Considero que podemos hacerlo, de a poco vamos encontrando nuestro patrón de juego”, dice Gomes.

Es dueño de la camiseta número 10, tiene la obligación de ser el conductor del equipo, asume la responsabilidad con seriedad y asegura que tiene la capacidad como para ser el jugador que marque la diferencia. Nació en Brasil el 24 de noviembre de 1981, pero se naturalizó boliviano y en su mente está la posibilidad de ser convocado alguna vez a la selección.

Pero también es consciente de que para vestir la camiseta nacional debe hacer méritos y subir su nivel de juego. En todo caso, cree que la designación de Julio César Baldivieso como seleccionador nacional es positiva. “Creo que hará una buena campaña, porque es un técnico detallista y de gran capacidad. Como todos los que queremos al país, le deseamos que su labor tenga buenos réditos”.


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