lunes, 17 de marzo de 2014

MARTÍN ADRIÁN PALAVICINI “No vamos a agrandarnos, no hemos logrado nada todavía”

H ace una década apareció en las canchas del país un delantero que rápidamente se ganó el cariño de la afición por su sencillez y humildad, también se ganó la bronca y los golpes de sus rivales por su oportuna presencia en el área y por sus goles.

Ese delantero es el argentino Martín Palavicini, aquel que apareció en filas de Real Santa Cruz y se consolidó en Oriente Petrolero. Su vida ha tenido idas y venidas, “hasta que encontré el verdadero camino”.

En noviembre de 2012 recibió una descarga eléctrica y se temió por su vida. Recuperado en su país de origen, regresó a las canchas y por estas fechas es el goleador de Universitario de Sucre.

¿Cómo vive Universitario este momento en el Clausura?

Es un momento especial, no podemos negar que estamos contentos y con muchas aspiraciones, queremos lograr algo.

¿A qué se debe esto?

Tenemos un buen grupo, es la base del año pasado, solo se agregaron unos tres muchachos como refuerzos. Además el esquema del profesor (Javier Vega, el DT) lo conocemos de memoria y gracias a Dios las cosas nos están saliendo bien.

¿Cuál es la clave?

Lo nuestro es tener el balón. Cuando tenemos el dominio de la pelota tenemos la administración del juego y podemos manejar el partido.

¿Se dice que algunos rivales van a Sucre con temor?

Sí, eso me lo han dicho algunos colegas de otros equipos, pero lo nuestro pasa por las aspiraciones que tenemos en el torneo. Como todo equipo queremos sacar todos los puntos de local y conquistar todos los que podamos cuando salgamos de casa.

¿Cómo está la trilogía jugadores, técnico y dirigentes?

Eso está bien. La dirigencia se ha portado muy bien con nosotros. Casi siempre Jorge Laguna (presidente) viene a visitarnos, habla con el plantel, nos sentimos como una familia y a los jugadores nos compromete a responder en la cancha.

¿Y el público?

Aquí la gente te agarra mucho cariño, me siento muy querido por la hinchada. No solo yo, también me lo han manifestado (Mauricio) Saucedo, el ‘Loco’ (Marcelo Robledo) y varios compañeros a quienes la afición los aprecia demasiado.

¿Cómo llegaste a la ‘U’?

La dirigencia me llamó y me ofreció jugar en Sucre. La verdad, no lo pensé dos veces y acepté porque el proyecto era interesante y me gustó la oferta. Pienso que cada día pongo lo mejor de mí y trato de responder a esa expectativa.

¿Estás en gran nivel? Te vimos haciendo buenas jugadas...

Es lo que uno trae de cuna, a eso se suman los años de experiencia. A veces salen las cosas y otras veces no. Reconozco que son los últimos años de mi carrera en el fútbol y trato de divertirme, pero con la responsabilidad de producir buenos resultados.

¿Están para campeón?

Tenemos un buen equipo, pero no vamos a agrandarnos, no hemos ganado nada todavía y estamos buscando conseguir algo, para eso trabajamos.

¿Recuerdas tus inicios?

Claro que sí, desde muy chico jugué en varios equipos de mi ciudad natal. Hasta que a los 12 años entré a las inferiores de Rosario Central. Subí varias categorías, faltando dos para llegar a la primera me dejaron libre y me vine a Bolivia.

¿Cómo llegaste al país?

En 2004 me tocó fichar para Real Santa Cruz. Tengo muy gratos recuerdos de esa época, porque hicimos un buen torneo y formamos una buena dupla con el brasileño Edú Monteiro.

¿Qué balance te deja tu incursión en nuestro fútbol?

Muy positiva, equipo en el que jugué, me fue bien. Yo trato de divertirme con el fútbol y eso me ayuda a tener un buen rendimiento. Para mí no es un sacrificio entrenar o responder al trabajo diario.

¿Queda un sueño dorado?

Creo que jugar por la selección boliviana es algo que no pude lograr. En 2006, cuando en Oriente Petrolero atravesaba por un buen momento, el presidente Carlos Chávez me ofreció la naturalización y también ver la chance de jugar en la selección. Algo sucedió con la documentación y se enfrió. De todas formas fue una ilusión y puedo decir que estuve muy cerca de llegar a la Verde.

En una década en Bolivia ¿cuál ha sido el mejor arquero al que enfrentaste?

Creo que Carlos Arias; cuando jugaba los clásicos siempre tuve problemas para hacerle goles; otro con el que encontré dificultades fue con Mauro Machado. En general, el fútbol boliviano tiene buenos arqueros.

Tu mejor acompañante...

He tenido varios compañeros muy buenos, ahora mismo con (Gustavo) Pinedo nos entendemos de maravilla; pero sin duda fue con Juan Carlos Arce con el que mejor me llevé. Nos conocíamos de memoria, hicimos varios goles, a ambos nos fue bien, él salió a Corinthians (Brasil) y yo me fui a San José.

El mejor DT que tuviste...

En 2003 jugué unos cuantos partidos en Cooper, allí tuve como técnico a Juan ‘Gitano’ Farías. A pesar del poco tiempo, me ayudó bastante, fue un técnico increíble, guardo gratos recuerdos de él. Ya en la Liga, absolutamente de todos los técnicos que tuve he aprendido mucho, de (Néstor) Clausen, (Luis) Orozco, (Sergio) Apaza, y Javier Vega.

Tus mejores amigos...

Tengo muchos amigos y todos son muy buenos, ellos lo saben porque siempre compartimos. Tengo un agradecimiento especial por (Porfirio) ‘Tamayá’ Jiménez, porque cuando llegué a Bolivia me alojó en su casa, viví con ellos un tiempo, compartí con su hijo JJ (Juan José) y él fue determinante para que yo firmara por Real Santa Cruz.

¿Cuál fue el mejor momento de tu carrera deportiva?

Sin duda lo que viví con Oriente. En 2006 nos fue muy bien, clasificamos a la Copa Libertadores, tuvimos un ritmo impresionante y siempre recuerdo esos momentos. Otro momento cumbre, que no lo puedo ignorar, fue el ascenso a la Liga con Petrolero del Chaco, fueron días de fiesta, algo difícil de olvidar.

¿Qué tal la Libertadores?

Con 27 años, en Oriente jugué la Copa de 2007 frente a Junior de Barranquilla y River Plate de Buenos Aires. En 2008, con San José jugué frente a Santos de Brasil, Chivas de Guadalajara y Cúcuta de Colombia, donde nos conocimos con Diego Cabrera.

¿Te sientes realizado?

Siempre busco hacer cosas nuevas y disfruto de lo que hago. Si hasta aquí fuera mi vida, estoy agradecido con Dios por todo lo vivido y por la esposa que me dio. Puedo decir que soy feliz

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